CONECTA CON "TU NIÑO INTERIOR"
Nuestra percepción de la realidad es errónea, deformada por memorias y programas inconscientes que arrastramos del pasado. El subconsciente contiene creencias potenciadoras, pero también limitantes, mediante las cuales creamos una realidad personal. Las creencias que residen en el subconsciente dependen de las elecciones de pensamiento que se fueron realizando en el pasado, por eso “Si tú lo creaste, tú puedes cambiarlo”. Para borrar, limpiar y sanar tu mente subconsciente que es tu punto de atracción, conecta con tu niño interior. Cuando comienzas a sanar a nivel interno, tu realidad externa también sana, ya que el mundo es un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior.
Proponte reemplazar todos los
programas de MIEDO, de huida, de defensa o ataque, por programas de AMOR y de
confianza, mejorando tu vida y la de todas las personas que están en tu
realidad. Se trata de dar amor al subconsciente porque el amor lo cura todo.
Amar tus problemas, memorias y programación negativa. No te resistes, no luchas
y aceptas lo que hay en este momento, sabiendo que toda experiencia es una
oportunidad de cambio y crecimiento. Las memorias se fueron alojando en el
subconsciente desde la infancia, de forma que necesitamos reconciliarnos con
el/la niñ@ que fuimos, este niño interior necesita sentirse reconocido,
escuchado y sosegado, necesita sentirse amado. El niño interior es la cuna de
tus emociones, permítete acogerlas, deja de luchar contra ellas para poder
liberarlas. Dale a ese niño, con una imagen mental o foto tuya de entonces,
todo tu amor y atención, cuídale mucho. Concédele el amor, la atención o el
cuidado que entonces le faltó, proporciónale el calor y la serenidad que
hubiese necesitado.
El
niño interior guarda todo el amor que recibió, juegos y diversión, pero también
guarda frases que se grabaron, necesidades que no fueron satisfechas. Todas
estas experiencias, positivas y negativas, aparentemente olvidadas, influyen en
el comportamiento actual del adulto de forma inconsciente. Vamos a reemplazar
las creencias o memorias limitantes adquiridas en la niñez sanando sus heridas,
consolando y atendiendo AHORA las necesidades que entonces solicitó.
CONECTA CON TU NIÑO INTERIOR todos los días
a través de la visualización. Tu
niño interior eres tú de pequeñ@, si te cuesta traer a tu mente la imagen del
niñ@ que fuiste, busca una foto para retenerla en tu mente y visualizar algunos
de los escenarios de aquel pasado, siempre sin intervención de ningún otro personaje,
que no haya más protagonistas en escena, solo tu niño y tú. Atiende las
emociones del niño, sin buscar las causas que las originaron, sin considerar
posibles víctimas ni culpables de aquellas situaciones.
Cierra
los ojos, céntrate en la respiración, al inhalar di la palabra “gracias” y al
exhalar di “te amo”. Mientras dices “gracias, te amo” aparece frente a ti la
imagen del niñ@ que fuiste, llámale por su nombre con la emoción que te genera
este insólito reencuentro. Acércate a él/ella, sostén sus manos y acaríciaselas
con ternura. Abrázale con suavidad, si notas resistencia respétale, puede
llevar tiempo desatendido, poco a poco se abrirá a ti. Háblale, dile que te
perdone por todo el tiempo que ha estado olvidado y prométele que a partir de
ahora le vas a cuidar. Dile que le quieres mucho y que todo en él/ella es
perfecto y adecuado. Observa a tu niño, ¿Está triste, content@? Mírale a los
ojos, ¿Qué expresión tiene? Pregúntale cómo se siente y qué necesidades tiene.
“Te escucho, dime,
¿Tienes algo que decirme? Cuéntame cómo te sientes, qué necesitas, qué te
falta, qué te preocupa… Yo atenderé cada necesidad, tensión o sufrimiento que
haya quedado en ti. Yo calmaré tu dolor y te proporcionaré el consuelo que
sanará tus heridas, nuestras heridas. A partir de ahora seré tu cobijo y tú el mio”.
Pasa
un buen rato con tu niño, hazle feliz, juega, canta, baila… Si él/ella sana, tu
realidad sana. Transmítele tu intención de BORRAR, SOLTAR y LIMPIAR programas
establecidos, memorias y creencias afincadas en el pasado. Pídele con mucho
amor que te ayude en el proceso, plantéaselo como un juego que os hará felices
a ambos.
“Te agradezco que me ayudes a soltar las memorias y
a limpiar todas aquellas que necesitan ser liberadas. A partir de ahora,
siempre estaré aquí cuando algo necesites, y yo dispondré de ti para elegir
liberar memorias. Me responsabilizo de ti y de mí, junt@s liberamos historias
pasadas, junt@s creamos ahora un futuro nuevo. Hoy hemos pasado un buen rato
junt@s, mañana nos reuniremos de nuevo. Gracias, te amo. Gracias, te amo.
Gracias, te amo”.
Retorna
a tu respiración, inhala gratitud, exhala amor, “gracias, te amo”, “gracias, te
amo”, “gracias, te amo”… Mientras te centras en la respiración, retornas al
momento presente y con él tu imagen adulta, reconoces tus facciones, tus
cualidades y defectos, tus habilidades pero también tus limitaciones, y te aceptas
y reconoces en cada una de ellas.
“Lo siento por todos los
pensamientos de culpabilidad o reproche que he tenido hacia mí, me perdono por
la dificultad para quererme y pido perdón. Solicito que todos estos
pensamientos sean corregidos y purificados. Gracias. Decido aceptarme y
quererme.”
“Aunque me cuesta
aceptar mi total responsabilidad en ciertas situaciones, pido perdón para que
sean corregidas mis memorias. Me amo y me acepto completamente y profundamente.
Gracias, ahora escojo el amor”.
Desde
el centro de tu corazón visualiza la luz que brota de tu interior, nacida del
recuerdo del niñ@ que fuiste, ahora consolado, atendido y sanado, dispone de un
repertorio nuevo de creencias y respuestas que consolidan tu esquema personal
en tu vida adulta. Sientes la liberación de bloqueos emocionales, miedo o dolor
que tuvo lugar, el amor ha sanado sus heridas y sientes que el perdón ha tenido
lugar.
“Quiero al niñ@ que fui, acepto y amo quien soy, y
agradezco la persona que llegaré a ser. Gracias, te amo. Gracias, te amo.
Gracias, te amo”.
Realiza
tres respiraciones profundas, cuando estés preparad@, abre los ojos tomando
conciencia del espacio en el que te encuentras.
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