LA VIDA, UN GENIO QUE SABE INTERPRETAR DESEOS

      Nunca imaginé un desenlace de acontecimientos por tales derroteros, no planeé nada similar o cercano a lo que ha tenido lugar en este último tiempo de mi vida. Nada de lo que podría haber intuido o previsto habría tenido nada que ver con lo que he vivido. Por mucho que nos empeñemos en visualizar nuestro futuro, no adivinaremos sus pesquisas ni entresijos, no acertaremos con detalle lo que formará parte de nuestras vidas.

      No lograremos un destino planeado, pues no lo viviremos exactamente como lo hemos imaginado, ni nos pertenecerá aquello que hemos anhelado tal cual lo hemos visualizado. Pero lo que es seguro es que será algo que esté en esa misma frecuencia, algo que haya conectado de una forma misteriosa y perfecta con lo que hemos mantenido en el pensamiento; algo que vibre de una forma acompasada con el propósito que nos ha mantenido vivos y expectantes, eso que nos ha hecho sentir nuestra existencia como la aventura más emocionante y misteriosa jamás vivida. 
        La incertidumbre de un futuro incierto es lo que dota a la vida de emoción y verdadero disfrute, es lo que nos permite sentirla como una aventura, ofreciéndonos la posibilidad de adquirir nuevas sensaciones. Podremos experimentar diversidad de emociones debido al factor sorpresa con que se nos presentan los acontecimientos. "La incertidumbre de hoy" nos aviva el espíritu y los sentidos, antes de verse sustituida por "la certeza de mañana", la cual nos dota de seguridad y sosiego.

          Podremos obtener algo similar a lo que hemos mantenido en el pensamiento, o algo de otra índole totalmente diferente, pero que igualmente cumplirá nuestras expectativas, mitigando así la tensión que nos producía una necesidad insatisfecha. Pero también podremos recibir algo mucho mejor de lo que habíamos imaginado, algo que cubra en su totalidad esa necesidad que ansiábamos saciar.

     A veces, ni nosotros mismos sabemos con exactitud cuáles son las cosas o acontecimientos que necesitaríamos obtener para ver realizados nuestros sueños. En un intento de acercamiento pensamos en lo que creemos nos dotaría de mayor bienestar, aplacando esa carencia que nos hace sentir limitados. Disponemos de nuestra imaginación para intentar acertar esas cosas, personas o situaciones que necesitamos en nuestra vida para completar el sentido de ésta.

          Haciendo un esfuerzo consciente, imaginé y sentí ciertas cosas como apremiantes en mi vida e imprescindibles en la lista de objetivos a perseguir. De una forma objetiva intenté deducir qué era lo que necesitaba, qué sería lo que me daría la felicidad si pudiese pedirlo. Como si de un genio se tratase y mis deseos pudiese cumplir, hice uso de lo que yo creía el infalible auto-conocimiento, para exponer con exactitud y decisión cuáles serían esos sueños que iba a perseguir. 

         Consideré, por supuesto, que la dificultad residiría en la obtención de deseos y no en la formulación de éstos. Pero como el mismo cuento nos muestra, resulta más complicado de lo que a simple vista parece formular el deseo apropiado. Afortunadamente, la vida no funciona como "la lámpara mágica", no concede los deseos pronunciados literalmente. El genio los concede tal cual se piden, sin ninguna variación, haciendo honor a cada palabra utilizada en la petición.

      Formulé mis deseos, pero la vida reorganizó mis palabras y mis pensamientos para convertirlo en lo que realmente habitaba en mi corazón. Lo que yo pedí era sólo la punta del iceberg, debajo estaba escondido e inapreciable por mis sentidos lo que sería un sueño dormido. La vida, en su papel de "genio", lo despertó y me lo ofreció de una forma tan impactante como si de una lámpara mágica hubiese salido. Ante mis ojos perplejos, fui testigo de un rotundo cambio de perspectivas; lo que yo había sentido como necesidades imperiosas hasta ese momento, ya no eran más que meros hechos o cosas superficiales que quedaban relegadas a un segundo plano, desde el mismo momento en que escuché lo que enseguida interpreté como EL SUSURRO DE UN DESTINO.

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