ELLA ME LO CONTÓ
Un día desperté con una sensación y necesidad absolutamente imparable de contarle al mundo lo que estaba experimentando. Así que siguiendo mi instinto y guiada por un impulso arrebatador e incontenible dejé brotar ideas, sentimientos, emociones, pensamientos y un sinfín de componentes que se integraban todos a una en un sólo objetivo: lo que constituiría la base para comenzar a escribir lo que en mí había despertado.
Todos tenemos experiencias que marcan un rumbo, un itinerario hacia nuestro destino. Estas experiencias pueden llegar en cualquier momento despertando una necesidad de crecimiento personal y posteriormente la necesidad de ayudar a otros compartiéndolo. Mi pretensión era concluir una obra que pudiese ayudar a otras personas a ver la vida desde otro punto de vista, y así, haciendo los cambios pertinentes, poder experimentar lo mismo que yo sentía. Todo lo que escribí, desde la primera hasta la última página del libro, brotó con una naturalidad indescriptible desde el fondo de mi corazón. Por ello pensé que esto debía ser lo auténtico, LO QUE MI ALMA YA SABÍA y que por fin me contó.
A veces los deseos, lejos de nuestros sentidos, se encuentran presos en el subconsciente, amarrados por prejuicios sociales y personales. Las creencias y la forma en que pensamos que es la realidad no nos permite sentir necesidad por ciertas cosas. Somos nosotros mismos los que nos prohibimos tener esos deseos. Tenemos que descubrir cuáles son esas necesidades que se encuentran en el subconsciente o alma de cada uno de nosotros. Porque allí está nuestro verdadero porvenir, allí es donde se halla el alma de lo que realmente somos, el motivo de nuestra existencia.
Para poder escuchar lo que el alma tiene que decirnos debemos acallar todas las voces que dificultan la comunicación. Infinidad de pensamientos nos invade y atormenta, dejándonos desprotegidos ante nosotros mismos, ante posibles emociones, acciones y decisiones desafortunadas; sin el amparo de un alma que sepa dirigirnos, a la cual no podemos oír pues estamos empeñados en un amasijo de preocupaciones, ocupaciones y responsabilidades. Algunos pasan gran parte de la vida sin saber de su existencia, sin guía ni brújula que les señale el camino a seguir. Afortunadamente nunca es tarde para empezar a utilizar nuestra brújula interna.
Pero no tengas prisa en llegar al final del camino, disfruta del trayecto, con la seguridad de que cuando estés preparado para el siguiente paso, la vida te avisa y te impulsa a darlo. Recuerda que cada día es una aventura y una posibilidad de recibir posibles sorpresas, alegrías, emociones, amor, amistad... La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace realmente que la vida se convierta en una estupenda aventura.
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